Soy mamá de tres niñas maravillosas: Adriana, Nicole y Brianna. En marzo del año pasado, estábamos atravesando una situación complicada. Acabábamos de llegar de Argentina, y el cambio de país fue un golpe enorme para mis hijas. Dejaron atrás todo lo que conocían: sus amigos, la escuela, parte de nuestra familia, y lo más importante para ellas, su amado fútbol.
Los días pasaban, y aunque yo seguía alentándolas, diciéndoles que pronto encontraríamos una escuela de fútbol, veía la tristeza en sus ojos. Ellas extrañaban su vida anterior. Pero un día, cuando menos lo esperábamos, vi una publicación sobre una escuela gratuita de básquetbol en el barrio: PRODE. Les mostré la noticia, y en ese instante, volví a ver esas hermosas caritas llenas de felicidad, con lágrimas de alegría en sus ojos.
PRODE fue la escuela que les devolvió las sonrisas y las ganas de soñar. Juntas, volvimos a sentir esas emociones que tanto extrañábamos: la alegría, los nervios y, sobre todo, la felicidad. No puedo describir lo agradecida que estoy con el PRODE por haber llegado a nuestras vidas en el momento perfecto.
Soy de esas mamás que se emocionan al ver cada pequeño logro de sus hijas, como si fuera mío. Las veo disfrutar y siempre les digo que aprovechen cada segundo de esta hermosa nueva experiencia. Estaré a su lado en cada paso que den, en cada éxito, en cada tropiezo y, sobre todo, en cada lágrima, lista para secarlas con amor.
Recuerdo cómo cada día miraban el reloj ansiosas, contando las horas para ir a sus prácticas y hacer nuevos amigos. PRODE no solo nos enseñó a jugar básquet, nos enseñó valores, disciplina y el verdadero significado del compañerismo. También ha sido una luz para muchos niños, alejándolos de malos caminos y mostrándoles un mundo mejor.
Agradezco infinitamente al PRODE por devolver las sonrisas a mis hijas, y a muchos otros niños más. Vamos por muchas más experiencias juntas, donde cada balón lanzado, ya sea que atraviese la red o no, nos recuerde que todo está bien, porque ellas están haciendo lo que realmente aman con todo el corazón.
Por Noelia Vázquez (Mamá de Adriana, Nicole y Brianna. Alumnas de Las Águilas de Itapaso)