Aún recuerdo ese mensaje que llegó a mi whatsApp, invitándome a conocer una escuela de básquetbol llamada Los Teros, ubicada en el populoso barrio San Pedro, en la ciudad de Encarnación. Curiosa, le pedí a mi mamá que me llevara para conocer. Así, el 13 de diciembre de 2022, fui por primera vez a lo que hoy es mi gran pasión y mi segunda casa.
Al principio, llegué con mucha vergüenza, sintiéndome insegura en un lugar nuevo, pero poco a poco empecé a perder esa timidez. Conocí a mis nuevos compañeros y profesores. Uno de ellos, ese primer día, le comentó al otro que veía en mí el potencial para convertirme en una gran basquetbolista. Esas palabras quedaron grabadas en mi corazón. Cuando terminó la práctica, volví a casa emocionada, deseando que llegara la próxima.
Con el paso de los días, aprendí nuevas habilidades, viví experiencias únicas y comencé a hacer grandes amistades. Pronto llegaron las primeras invitaciones de otras escuelas para amistosos. Esperaba ansiosa cada encuentro, no solo por la emoción de jugar, sino por las nuevas experiencias que traía consigo. Ganar o perder no importaba tanto; lo que realmente valía era representar con orgullo nuestra camiseta y seguir creciendo como equipo.
Meses después, ya me sentía más segura, y mi habilidad en el juego me llevó a jugar en otras categorías. Con solo un año en Los Teros, me había convertido en una jugadora con mucha experiencia. Le agradezco profundamente a mis profesores, que no solo me enseñaron a ser mejor jugadora, sino también a ser una mejor persona. Ellos nos inculcan disciplina, respeto y confianza en nosotros mismos, y, sobre todo, nos enseñan a no rendirnos nunca.
Hoy, con orgullo, soy la capitana de mi equipo. Llegué hasta aquí gracias a mi esfuerzo, constancia y disciplina. Aunque tuve la oportunidad de ser convocada a la Preselección Encarnacena de básquetbol, no logré quedar entre las seleccionadas. Sin embargo, lejos de rendirme, seguí adelante, con el apoyo incondicional de mis profesores y, por supuesto, de mi mamá, quien me acompaña a todos mis encuentros y es mi fan número uno.
Hubo otras escuelas que se interesaron en mí para formar parte de sus equipos, lo cual fue un honor y una gran oportunidad. Pero después de pensarlo mucho, decidí quedarme en el PRODE, con Los Teros. Decidí no abandonar a mi equipo, porque creo en lo que estamos construyendo juntos. Aquí me he formado, y sé que todavía tengo mucho por aprender y crecer.
Estoy convencida de que con el PRODE seguiré teniendo oportunidades para mejorar y alcanzar mis sueños. Algún día, me gustaría convertirme en entrenadora, para devolver todo lo que he aprendido y formar a las próximas generaciones.
PRODE no es solo una escuela de básquetbol; es una familia que forma y desarrolla a niños y jóvenes, alejándolos de los vicios y ofreciéndoles una educación sana. No importa de dónde vengas, ellos siempre estarán ahí para ayudarte a crecer.
Gracias, PRODE, por ser parte de nuestro barrio, por enseñarnos valores y por darnos un futuro mejor. Con orgullo, soy Luján Flores, y les invito a ser parte de esta hermosa familia donde crecerás no solo como jugador, sino como persona.
Por Luján Flores, alumna de Los Teros de San Pedro