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El impacto del básquetbol en mi vida y la de mi hija

El deporte que conecta a la comunidad, fomenta valores y crea oportunidades de crecimiento para todos

En 2022, cuando salíamos de la pandemia y estábamos aún acostumbradas al encierro, escuchamos hablar de una escuela gratuita de básquetbol. La curiosidad y el deseo de que mi hija, Luz, pudiera hacer algún deporte me empujaron a probar. Desde las primeras semanas, su entusiasmo fue contagioso. Aunque su práctica era a las 18:00, a las 16:00 ya estaba lista, con una sonrisa que me llenaba el corazón.

PRODE nos cambió la vida por completo. Mi hija encontró mucho más que un lugar para jugar al básquet; encontró un hogar, una familia llena de amigos que se convirtieron en una parte esencial de su mundo. Verla crecer, no solo en lo deportivo sino también emocionalmente, ha sido el regalo más grande. PRODE le dio la confianza que necesitaba, y su autoestima floreció. Antes de eso, solo tenía una amiga; ahora, tiene un equipo entero que la apoya y celebra cada paso que da.

Recuerdo la emoción de su primer torneo, su primer partido. El brillo en sus ojos al socializar con otros niños de diferentes escuelas me llenaba de alegría. Ya no hablaba de otra cosa que no fuera básquet o sus amigos del equipo. Como madre, no hay mayor satisfacción que ver a tu hija feliz, logrando pequeños y grandes hitos, y ver cómo su pasión crece día a día.

Fue ese entusiasmo, esa alegría que irradiaba en cada práctica, lo que me impulsó a comprometerme aún más con el PRODE, y decidí formar parte de la comisión de padres. Allí me di cuenta de que este programa es mucho más que una escuela de básquet. Es un refugio, un espacio donde los chicos se divierten, hacen amigos y se alejan de los peligros de la calle. Para muchos, es una oportunidad para soñar y construir un futuro mejor.

Desde que asumí ese compromiso con Los Canes de San Isidro, tuve la suerte de conocer a muchos niños y padres maravillosos. Puedo decir, sin duda, que nunca me había sentido tan involucrada en algo tan especial. PRODE me dio una segunda familia, llena de hijos que me reciben con abrazos cálidos y sonrisas sinceras después de cada largo día. Esos momentos hacen que todo el esfuerzo y el tiempo invertido valgan la pena.

PRODE me dio mucho más que solo deporte. Me regaló una comunidad, buenos amigos y una razón para seguir adelante con pasión y amor. Estoy eternamente agradecida por lo que este proyecto ha traído a nuestras vidas. Ahora sé que, a veces, el deporte es solo el comienzo de algo mucho más grande.

Por Marcia Amarilla (Mamá de Luz, alumna de Los Canes de San Isidro)

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